«En el paso de Pollock como rebelde del arte neoyorquino a Pollock como estrella del mundo artístico tuvo mucho que ver un fotógrafo de origen alemán llamado Hans Namuth. (...) Las fotografías en blanco y negro captaron por primera vez el método pictórico y la instintiva coreografía de la técnica de Pollock, y cabe considerar que estas imágenes son precursoras de la performance, que surgió como disciplina artística poco tiempo después. También contribuyeron a forjar una mitología romántica sobre el propio artista. En las fotos, Pollock aparece como un artista apasionado y meditabundo, y también como un hombre de acción. Vestido con unos pantalones vaqueros y una camiseta negra, con los brazos en tensión y un cigarrillo en su boca, se parecía más a una estrella de cine como James Dean que a la típica imagen del  artista cerebral y distante. Las imágenes lo muestran como una figura de rasgos heroicos, que intenta desesperadamente expresar sus emociones a través de las marcas de pintura que deja en el lienzo que ha tendido a sus pies. La gente veía que el cuadro surgía del propio corazón de Pollock y aquello les generaba simpatía por su dolor.»

¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos
Will Gompertz






Strawberries, cherries and an angel's kiss in spring
My summer wine is really made from all these things






La primavera revelaba las distancias tal como eran. 


«Verás, heredó un dinero. Alguien de su familia tenía dinero, vivía en el estado de Nueva York. Ella heredó unos doscientos cincuenta dólares; no era mucho, pero entonces más que ahora, y ya sabes que éramos pobres. Te crees que ahora somos pobres, pero esto no es nada comparado con lo pobres que éramos entonces. (...) 

Bueno, pues mi madre cogió el dinero y encargó una gran caja de Biblias. Llegaron por correo urgente. Eran de las más caras, con mapas de Tierra Santa, las páginas ribeteadas de dorado y todas las palabras de Cristo en tinta roja. "Bienaventurados los pobres de espíritu." ¿Qué tiene de especial ser pobre de espíritu? Se gastó hasta el último centavo. Luego tuvimos que salir y repartirlas. Las había comprado para distribuirlas entre los no creyentes. Creo que mis hermanos escondieron unas cuantas en el granero. Sé que lo hicieron. Pero yo era demasiado estúpida para que se me ocurriera algo así. A los ocho años me pateé todo el campo, con zapatos de chico y sin un par de mitones, repartiendo Biblias. Si acaso, me vacunó contra la religión de por vida.»

La vida de las mujeres
Alice Munro