Sabiendo que estas semanas las iba a pasar enteras encerrada en casa, hace unos días fui al Parque del Oeste a despedirme de la luz del otoño. Y esto fue lo que pasó.
Últimamente me paso más tiempo en la cocina que en cualquier otra parte, porque tengo un montón de cosas que hacer y he descubierto que cocinar es la manera más efectiva de dejarlas para más tarde sin arrepentirme demasiado cuando se me acumula todo en el último momento.
El otro día hice por primera vez las típicas galletas rellenas de mermelada que venden en casi todas las pastelerías. Y me gustaron tanto que ya estoy pensando en cuándo volveré a hacerlas.
Por si alguien más se anima, dejo aquí la receta:
Ingredientes
- 450gr de harina
- 130gr de azúcar glas
- 3 yemas de huevo
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 225gr de mantequilla
- Mermelada
Se bate la mantequilla (un poco blanda) con el azúcar glas y, a continuación, se añaden las yemas y el extracto de vainilla y se vuelve a batir.
Poco a poco, se va añadiendo la harina y se van mezclando todos los ingredientes, amasando un poco con las manos. Esa masa se envuelve en papel transparente y se deja un rato en el frigorífico (yo la dejé alrededor de media hora, quizá un poco menos). Mientras tanto, se pone a precalentar el horno a 180º.
Pasada la media hora, se extiende la masa y se cortan las galletas, sin que queden demasiado gordas y sin que el agujero central de la tapa superior quede tampoco muy grande.
Se colocan en la bandeja de horno (con papel de sulfurizado para que no se peguen) y se hornean durante 7-10min, o lo que tarden en empezar a dorarse los bordes de las galletas.
En cuanto estén del todo frías, se pueden empezar a rellenar de mermelada.
Y el sábado, eludiendo otra vez responsabilidades, probé a hacer tarta de manzana siguiendo la genial receta de Miriam Schaefer. Riquísima.
Todos los veranos mi familia y yo nos vamos a algún sitio lejos del calor de Madrid, del sudor a todas horas y del no poder dormir. Y si además es un sitio con mar, mejor. Este año hemos ido a Ribadesella, en Asturias, donde he pasado doce días leyendo en la playa, comiendo helados riquísimos, haciendo fotos a las hortensias que hay por todas partes y queriendo vivir en alguna de las preciosas casas que hay en el paseo marítimo o, al menos, encontrar el modo de traerme un trozo del mar a Madrid.
Podéis ver las fotos que he ido haciendo estos días con el móvil en Instagram o en Grid, e iré subiendo (con mi calma habitual) aquí y a Flickr las de la cámara.
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