Después de llevar casi desde los primeros días intentando organizarlo, en noviembre aprovechamos la visita de la hermana y el cuñado de una amiga y fuimos a Estocolmo. Fue un viaje cortísimo, que además se reducía por las pocas horas de luz (a las cinco de la tarde ya era tan de noche como a las once), pero desde luego valió la pena todo lo que anduvimos bajo la lluvia y el largo trayecto en tren desde Malmö (viendo lagos preciosos entre la niebla). Aunque nos faltaron muchísimas cosas por ver y hacer, me encantó ver la ciudad de una forma tan distinta a como lo hice la primera vez que estuve y estoy deseando volver en cuanto pueda y quedarme.
Creo que si ahora mismo me dieran un billete de avión con destino abierto me iría derechita a Estocolmo.
ResponderEliminarYo igual, sin ninguna duda :__
EliminarNo he estado nunca y con estas señoras fotazas da ganas de irse corriendo para allí *-*
ResponderEliminarUn besazo, por aquí me quedo!
Es una ciudad preciosísima y merece muchísimo la pena ir :)
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