Todos los veranos mi familia y yo nos vamos a algún sitio lejos del calor de Madrid, del sudor a todas horas y del no poder dormir. Y si además es un sitio con mar, mejor. Este año hemos ido a Ribadesella, en Asturias, donde he pasado doce días leyendo en la playa, comiendo helados riquísimos, haciendo fotos a las hortensias que hay por todas partes y queriendo vivir en alguna de las preciosas casas que hay en el paseo marítimo o, al menos, encontrar el modo de traerme un trozo del mar a Madrid. 


Podéis ver las fotos que he ido haciendo estos días con el móvil en Instagram o en Grid, e iré subiendo (con mi calma habitual) aquí y a Flickr las de la cámara. 



El otro día llevé a revelar un carrete que llevaba casi un año en mi cámara y esto es parte de lo que me he encontrado: